Este fin de semana he ido a mi primera boda.
Se casaban Silvia y Antonio, ya os he hablado alguna vez de ellos, por que me han acompañado en algunos de mis viajes a Asturias.
La celebración fue en un sitio muy bonito, con un jardín muy grande, la novia llegó en un descapotable, al que los niños fuimos corriendo a recibir, Silvia estaba guapísima.
Poco después de empezar la ceremonia, comenzó a llover. Esto lejos de estropearla, la hizo aun mejor, y como en una oportuna metáfora, los papas de los novios, los cubrían con sus paraguas. Todos los invitados permanecieron atentos a las palabras que algunos de ellos habían preparado para la ocasión. Palabras sobre el amor, la amistad, el cariño y la complicidad. A papá y a mamá, les emociono mucho.
Después cenamos en un gran salón, lleno de enormes cuadros de condes, duques y marqueses a caballo. Fue una cena divertida, que compartí con Laura, Andrea y Sergio.
Tras la cena pasamos a otro gran salón con una enorme chimenea, donde nos colocamos alrededor de una pantalla, para ver una pequeña película con las fotos de los Antonio y Silvia desde que eran tan pequeños como yo, hasta ahora. Papa salía en alguna de ellas cuando era mas joven y acompañaba a los dos en sus primeras andanzas juntos.
Se casaban Silvia y Antonio, ya os he hablado alguna vez de ellos, por que me han acompañado en algunos de mis viajes a Asturias.
La celebración fue en un sitio muy bonito, con un jardín muy grande, la novia llegó en un descapotable, al que los niños fuimos corriendo a recibir, Silvia estaba guapísima.
Poco después de empezar la ceremonia, comenzó a llover. Esto lejos de estropearla, la hizo aun mejor, y como en una oportuna metáfora, los papas de los novios, los cubrían con sus paraguas. Todos los invitados permanecieron atentos a las palabras que algunos de ellos habían preparado para la ocasión. Palabras sobre el amor, la amistad, el cariño y la complicidad. A papá y a mamá, les emociono mucho.
Después cenamos en un gran salón, lleno de enormes cuadros de condes, duques y marqueses a caballo. Fue una cena divertida, que compartí con Laura, Andrea y Sergio.
Tras la cena pasamos a otro gran salón con una enorme chimenea, donde nos colocamos alrededor de una pantalla, para ver una pequeña película con las fotos de los Antonio y Silvia desde que eran tan pequeños como yo, hasta ahora. Papa salía en alguna de ellas cuando era mas joven y acompañaba a los dos en sus primeras andanzas juntos.
Fue una noche muy especial, para todos. Y mis papas y yo, les deseamos mucha, mucha, mucha felicidad, y esperamos que la sigan compartiendo con nosotros .
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