
Los adultos dicen que la ciudad esta hecha una jungla. Y aun que yo salgo poco, debe de ser verdad. Yo vivo en una ciudad, en la que cada día los caminos son diferentes, y surgen por doquier unas plantas muy extrañas de color amarillo, que cortan el paso.
Las señales también se vuelven amarillas, y las piedras que bordean los caminos, son de color rojo, blanco, rojo, blanco. A mi casa, papá, tiene que venir cada día por un sitio diferente.
Y siempre dice MADRID, VALLAS POR DONDE VAYAS.
Menos mal que a la guarde puedo ir andando. Pero cuando mi amigo sea grande, me voy a dar un paseo, y seguro que no se nos resiste ningún camino.